Quedamos a las siete treinta de la mañana, Sebas, José y Marce, en un día súper frío, ya que en Abantos había nieve, lo primero que se nos pasó por la cabeza, es que se presentaba un día para estar en la cama (era la segunda vez que se me pasaba por la cabeza, ya que la primera fue al levantarme de la cama a las seis y media).
Nos dirigimos a Madrid, y el comentario en el interior del coche, aparte de de los dolores que teníamos y de que no habíamos entrenado nada (comentario habitual entre los corredores), eran unas nubes que a lo lejos estaban tapando las torres de la Castellana.
En Madrid nos encontramos con Vicente, como siempre muy nervioso, cosa que en mi caso para nada lo estaba, pues en mi casa, me había despertado a las cinco de la mañana y había ido igual número de veces al servicio, con lo cual había dejado todos mis nervios en el mismo.
El coche lo dejamos un poco lejos del lugar de la salida, por la zona de Fuencarral, porque teníamos pensado que al terminar nos comeríamos una buena mariscada, por lo que tuvimos que ir corriendo hasta la salida, bueno faltaban diez minutos cuando llegamos.
Quiero resaltar que este año no ha habido ni paracas, ni motos. Se nota que la crisis a estos eventos también ha llegado, menos en la cantidad de corredores, que según dijeron había unos catorce mil.
Se dio la salida como siempre, puntual y los primeros metros que marcaba la ruta, eran cuesta arriba, nos fuimos Vicente y Yo, José se escondió como siempre y no lo volvimos a ver, comenzamos a correr y en ese mismo momento empezó a llover. Todos pensamos que como fuera así toda la carrera no llegaríamos al destino nadie, la verdad es que la lluvia cayó aproximadamente durante una hora, o quizá menos.
Se veía, este año, menos gente en la calle, pues a parte de la lluvia hacía mucho frío, pero cuando estábamos atravesando otra vez la Castellana, por el puente del Corte Inglés paro el frió y la lluvia e incluso se atisbaron unos rayos de sol, la cosa prometía.
El paso por la Puerta del Sol este año fue más triste, mucha menos gente, sin música, pero bueno nosotros alegres y parlanchines como siempre, nos encontrábamos bien.
Llegamos a los veintiún kilómetros, buena marca para nosotros 1:40, podíamos bajar un poquito nuestra marca, íbamos muy contentos, sabíamos que José venía sobre unos diez minutos detrás de nosotros, lo estaba haciendo genial, de Marce no sabíamos nada.
Entramos por el mismo lugar a la Casa de Campo que el año pasado, la misma mala pisa., muy poquita gente…, nos desanimamos un poco, pues es donde empezaba la segunda parte de la maratón. Empezábamos a ver gente que se iba quedando, nos pusimos detrás de tres chicos para que nos llevaran un poquito, a mi me pareció que era un ritmo bueno, pero Vicente me dijo que nos estaban llevando a tirones, por que lo que les dejamos, llevaban un cachondeo bueno, pues uno de ellos se quería ir del grupo y los demás le decían que guardara fuerzas.
A partir del kilómetro 33 la carrera se empezaba a poner cuesta arriba, íbamos dejando la Casa de Campo y nos metieron casi por las mismas calles que el año pasado, aunque a mi parecer tenían más pendiente, las fuerzas empezaban a fallar, se nos venía “EL MURO”.
Subimos por la calle de Atocha y nos dirigimos para hacer los últimos kilómetros al retiro, por fin llegábamos, las piernas iban solas, veíamos a gente parada, andando y a un chico en el kilómetro 40, de casi dos metros que le llevaban entre un señor mayor y una chica y de vez en cuando salía también alguien del público a echarle una mano.
También nos encontramos a los chicos de la casa de campo, que nos habían pasado antes de llegar a la calle de Atocha, sosteniendo al chico que quería correr más en la Casa de Campo, el cual se quería retirar porque decía que no aguantaba.
Por fin llegamos a meta, hacia sol, muy cansados, doloridos, todas las lesiones salieron a relucir una vez pasada la meta, eso si antes de pasar por ella, como dice Vicente metimos barriga y sacamos pecho.
Nuestras marcas fueron mejor que las del año pasado, yo en 3:24, Vicente en 3:26, José 3:59 y Marce en 4:15, unas máquinas.
Después de estos nos dirigimos a comernos una mariscada, se nos olvido sacarle fotos, debido al hambre que llevábamos, pero si al postre
1 comentario:
Hugo: Gracias Sebas, que escueto eres...eso es concisión....muchas gracias, a ver si estos descerebrados se animana escribir, que ahora es un rollo, pero cuando seamos abuelos (...y a algunos les queda poco), nos gustará ver estas batallitas.
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